La villa de Cerezo de Río Tirón ocupa la ladera de un elevado cerro que se alza desde la orilla del río que da nombre a la milenaria población. Su pasado pasea por la prehistoria, etapa en la cual la villa que hoy se alza en la vertiente septentrional de la Sierra de la Demanda, era una importantísima ciudad autrigonia de Segisamunculum. También tuvo un papel fundamental en en la época romana y en la Edad Media, cuando se la disputaban cristianos y agarenos, debido en parte a su riqueza, y en parte a su estratégica situación entre la depresión del Ebro y la Bureba.

Cerezo de Río Tirón ha sido sistemáticamente habitada por diferentes pueblos; hace 2.500 años fue ocupada por un extenso castro de la primera Edad de Hierro, mientras que 200 años después fueron los autrigones quienes se instalaron en la ciudad de Segisamunculum, importantísimo asentamiento que llegó incluso a acuñar su propia moneda. También los romanos dejaron su particular huella en las cercanías de Cerezo, en las que se conservan restos de la calzada que unía Astorga y Tarragona, de nombre "de Italia in Hispanias"; también se conserva de la época romana el puente de San Ciprián. Cerezo, debido a su situación fronteriza, estuvo bajo mando musulmán hasta el año 891 que pasó a formar parte de los territorios cristianos que controlaban los agarenos riojanos. Cuenta la historia que a partir del año 1029 puede considerarse que Cerezo formaba parte ya de Castilla, pero esta pertenencia no quedó muy clara hasta la muerte de Sancho III el Mayor, cuyos hijos (Fernando de Castilla y García de Navarra) se disputaron constantemente su posesión hasta que en la batalla de Atapuerca (en 1054) pasaron definitivamente a manos castellanas. Una vez que Fernando se hizo cargo de la villa, dona en 1039 parte de ésta a los monjes del monasterio de San Pedro de Arlanza. Fue bajo el reinado de Alfonso VI (1072-1109) cuando Cerezo gozó de un gran poder debido al tráfico de mercancías y de viajeros; una importancia respaldada por una cierta independencia jurídico-administrativa.

Pero fue bajo el dominio de otro rey -Alfonso VII- cuando Cerezo de Río Tirón alcanzó mayor desarrollo económico y social gracias a los fueros otorgados en 1151 por el citado rey y que convirtió a la villa castellana en una de las más ricas de toda Castilla. En la actualidad es una villa próspera que guarda con solera todo su potencial histórico y artístico.